Recuerdo las anécdotas de mi abuela sobre su juventud, sobre sus bailes en la plaza del pueblo, sus historias de sirvienta, el primer amor, recuerdo la manera en la que hablaba de mi abuelo, en como fue el amor de su vida y en sus ojos se puede ver en como lo echa de menos, pero con los ojos vidriosos nos mira y nos suelta una sonrisa. Recuerdo también la otra cara de la moneda, la necesidad, hambre y pobreza que en los años 50 era el pan de cada día, en como con una patata y tres huevos comia una familia entera y nadie se quejaba, todos daban las gracias por tener un pedazo que llevarse a la boca, siempre agradecidos por lo poco que la vida les iba brindando. Ahora con la situación que tenemos actualmente, cuando la llamo me dice preocupada que porque la gente compra tantas cosas que no necesita, en porque la gente sale a la calle y porque no hacen caso, yo le digo que no lo sé que el egoísmo no tiene fin, me dice que si todos hubieran vivido todo lo que ella ahora serian más humanos, más humildes.
Ahora en la actualidad, con mi abuela aislada en su casa y sin saber cuando la volveré a ver pienso en todos esos abuelitos que como mi abuela viven solos y sin saber cuando podrán ver a todos sus familiares, a todos los que quieren.
Esta carta es para ti, porque estoy segura de que te sientes identificado y quiero decirte que la vida es mucho más que etapas buenas y etapas malas, es una charla, una día soleado, una mirada, un café recién hecho y mil cosas más. No puedo ofrecerte un abrazo de los tuyos pero estoy segura de queallí donde estas todos esos profesionales que velan por ti harán que te sientas como en casa. Quiero decirte que has sido fuerte y que saldremos de esto mucho más fuertes, y disfrutando aún más de la vida, disfrutando pequeños momentos.
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